Besos de humo.

Déjame tus besos de humo

Déjame el olor de tu carne

De tu saliva

De tu sangre

Déjame huellas de sudor en las sábanas

Porque yo sé a ti

Y tú sabes a mí

Te encontraré en la luna

Abrirás la cerradura que encierra mi oscuridad de vez en vez

Déjame tus besos de humo

Y la boca de cereza,

Tus senos hermosos,

Tus caderas adictivas,

Déjame esos humores,

Y toma todos mis sabores.

Que se conceda.

Que se me conceda.

Que se me conceda ser tu idea y tu recuerdo.

Ser la idea que te inunda la cabeza.

La idea que baja y cosquillea en tu estómago y se desliza por tus caderas.

Que se me conceda ser sueño vívido estacionado en tus hoyuelos de Venus.

Y después que se me conceda, con toda ventaja, ser el pensamiento que baja más y entonces te humedece.

Báñate conmigo.

Después de ver todos sus mensajes en mi bandeja de entrada me puse a pensar en ella.

Era una agradable cronología de su rutina para bañarse. Vi, fotografía tras fotografía cómo se desprendía de sus prendas, una de ellas era de sus redondeadas nalgas, posaba sus manos en las caderas pues levantaba un poco su camiseta de dormir, y posaba revelaban sus formas.

Siempre disfruto posaba fotografías, le pediría una diaria sin falta, pero no quiero parecerle enfermo u obsesivo con sus regalos.

«Vaya idea tonta, lo hace porque sabe que te gusta verla, y a ella sus ojos en tí…»

Eso también lo pensé, reflexiones al mirar al techo mientras reposas, seguro que tú las has tenido, los techos te miran todo el tiempo dentro de la casa, y pueden darte respuestas, después de todo, son grandes mirones de tus acciones.

Voyeur. ..

Sí, creo que eso soy, involuntariamente me volví así, me ha prendido el libido verle cada vez.

Después de tanto pensar, quise dejarle una nota.

» La próxima vez que te bañes quiero que pienses en mí, cuando te quites la ropa piensa que yo lo hago, cuando te frotes los brazos para aliviar el frío o sentir tu piel, piensa que son mis manos.

Abre la regadera y deja que corra el agua, piensa que lo hice por ti, y que después te conduzco dentro de esa cortina de agua tibia, cierra los ojos e imagina que besé tu cuello.

Y tu boca muchas veces.

Y que mis manos tocan tu espalda y nalgas mojadas, que estoy bebiendo el agua qie escurre de tus senos, y mi boca caliente succiona tus pezones, que acaricio tu cintura y regreso a besar tu boca, imagina que te doy vuelta para morder tus nalgas, que el chorro,de agua sean para ti mis manos, piensa que voy a comerte, que voy a comerme tu sexo, que estarás apoyada contra la pared y una de tus piernas estará sobre mis hombros, piensa que tendrás un orgasmo con mi lengua dentro de ti.

Piensa un poco en mí cuando te bañes otra vez…»

Dejé la nota ahí, sin esperar respuesta, queriendo imaginar su cara cuando la vea, llenándome de preguntas sobre su reacción o si tal vez me complace.

Después de varios días hablaba de nuevo con el techo para ver si tenía respuestas, pero no, no las tenía.

Hasta que llegó un mensaje a mi bandeja de entrada:

«Te bañaste conmigo…»

Sólo de noche.

He visto desde lejos tus pasos

y he olfateado tu perfume,

de noche, de noche apareces

de noche, de noche me acerco.

No puedes ser mía a la luz,

de noche por un momento eres mía,

de noche te entrego mi mente,

y tienes mis manos, mis pensamientos

y mis letras.

Es de noche cuando me ves

a veces por la ventana

y muchas más en tu cama.

De noche he besado tu cuello,

mordido tus labios ,

acariciado tus senos,

he enroscado mi mano en tu cabello.

He besado tu ombligo, tu cadera,

tus piernas, tus manos y tus dedos,

he besado tu espalda, tus muslos,

he mordido tus nalgas.

Hemos dibujado poesía con sudor y saliva en tus sábanas.

Para ti soy neblina e imaginería,

vapor en una taza de café,

letras, imágenes, fotografías,

llaves pequeñas de una puerta,

puerta de un calabozo.

Me has visto como bestia nocturna,

y mis ojos y cuerpo con la Luna,

me ves en tu deseo y lujuria.

La luna iluminará tu vaso de absenta,

Beberemos, y beberemos de nosotros con con su brillo como testigo.

No puedes ser mía a la luz,

de noche por un momento eres

mía.

Tráeme tu boca

Ven aquí y traeme esa boca.

Para besarla, para morderla.

Porque muerdes tus labios

Como poniendo ejemplo, y tu lengua parece fresa fresca.

Y tus labios de cereza.

Si te beso te recordaré el resto del día.

Que el beso me lleve a tu cuello,

Que me lleve a tu espalda, para encontrar tus hoyuelos de Venus.

Y posar mi lengua en ellos, y perderme en ellos.

Y que el beso me lleve a tus caderas y tus nalgas.

Y que mi boca y mi lengua besen tu pubis.

Para beber de ti.

Tráeme, tráeme tu boca.

Un día que no es hoy.

Por favor, un día, que no es hoy, que tus manos se extiendan para recibirme.
Un día que no fué el de ayer ni el de hoy.
Que tus ojos me encuentren con una sonrisa.
Que bailemos un poco.
Que cantemos.
Un día que no sé cuándo, ni cómo llegará. 
Que ese día nos abrazemos.
Que ese día nos besemos.
Que ese día los segundos no se sientan como puñaladas. 
Porque dicen que allá el tiempo no importa,  es diferente.
Aquí a veces creo que estás en el aire.
De pronto en mis sueños. 
En todos mis recuerdos. 
Pido que, si me quedo más tiempo, entonces.
Pueda llegar más sabio ahí y hablar como lo hacíamos. 
Y poder olerte…
Y poder escucharte.
Un día que no fue ayer, ni es hoy, o quién sabe.
Por favor, se tú, tú. 
Sólo para que pueda con seguridad decirte: «este viaje estuvo bueno»
Porque un día que no es hoy, ni fue ayer, un día nos encontraremos. 

Tus piernas adornadas. 

Adorna tus piernas. 

Con moños,  con ligas, encaje y  medias.

Desprender tus prendas es como abrir un regalo.

Porque te gustan y me gustan.

Porque escucho tus pasitos.

Y sé que vienes tras de mí.

Adorna tus piernas porque me gustan. 

Me gusta morder tus dedos y que rías por eso.

Me gusta jugar con tus ligas.

Me gusta romperte las medias y las bragas. 

Me gustan tus ojos cuando sucede.

Me gusta tu pubis expuesto. 

Me gusta besar tus piernas.

 Fuertes pilares de lujuria. 

Ven.

Ven y envuélveme con tus piernas.

Quédate violeta. 

Quédate un rato, quédate violeta. 

Violeta, mezcla de azul y rojo.

Rojos tus labios. 

Pisadas de lobo, alas de mariposa. 

Olfateo a la distancia tu aroma violeta.

Reconozco tus piernas. 

Olfateo a la distancia tu deseo.

Tus muslos,  tu sexo. 

Donde la fantasía fluye. 

Veo y dibujo tu espalda, donde todo pasa.

Quédate un rato, quédate violeta. 

Palabra por palabra. 

Palabra por palabra.

Te sonrojas y te ríes.

Palabra por palabra.

Me explicas tus secretos.

Palabra por palabra.

Pláticas picosas, fantasías locas.

En tu mente me ataste, me besaste y arañaste. 

Palabra por palabra tu voz es suave.

Como terciopelo en la piel.

Palabra por palabra tus humedades me bañaron. 

Tus labios me besaron. 

Y solo pienso en el secreto debajo de tu encaje.